Baja Lessons…Get in the Dust Versión en inglés y español incluida
“The only way to get experience, is to get in the dust.” I knew what he meant when he said it. I knew what it meant to him. He was getting ready to start the Baja 250 race. He and his son were setting off on an over 4 hour race through the desert. It was about racing and about the possibility of a win. It was about becoming a better racer and beating their previous time. It was knowing that the only way to get better at something is to do it. But I knew it was about more than that. We had just talked about what it meant to him. What he didn’t know, was how his words impacted me. What he didn’t know, was what his words meant to me.
I talked with Marco Hernandez as he along with his son and team sat waiting for their turn to start the race. I watched as last minute checks were completed on the truck, electrolyte drinks were consumed, and good-natured banter was exchanged between competitors. I took note of the blood type posted by each racers name just in case (Crazy!) and the details that made each vehicle unique. Marco explained the lucky rabbit’s foot hanging from the rearview mirror was a token from a farm he had visited, the skull and crossbones made from tools was a hand crafted gift given to them, and the saying and decals were all things that described the “vibe” of he, his son, and everyone who was part of his team.
Marco then went on to talk to me about the real reason these races were so important to him. It wasn’t winning. It wasn’t glory. It was family. It was his son. Erik Hernandez races with his Dad. Racing was something that even as an adult with his own family, Erik still does with his Dad. Erik talked about his Dad’s prerace rituals and how he knew what his Dad was thinking and how he would react. Marco talked about how from a young age, racing was something he and his son had connected over and how it was so important to him never to lose that connection. Neither of them said it, but I’m confident in saying when they got in the dust that day it was so much more about the time spent together as father and son than about any outcome that could have come from that race.
As I watched them start the race that day in a cloud of dust, I thought about his words. Get in the dust. I thought about what those words meant to me. I had just spent 10 days making the Southern Baja circle with my 68 year-old parents and my 3 teenage sons. My goal was to give them experiences they had never had, show them new places and cultures, and allow them to meet and interact with people different than themselves. My parents snorkeled for the first time. They tried ceviche on the beaches of Espirutu Island. They braved the waves on Cerritos Beach. They experienced. We experienced.
We bonded. Those memories. That laughter. It can’t be taken away. It’s ours forever. Dancing with my parents and son in the streets of Cabo. Watching my boys watch their Grandfather become the “party animal” on the must-do Cabo booze cruise. Watching them get embarrassed when he attempted to dirty dance with Grandma was even better! Swimming, just us, in a bay in the Sea of Cortez with turquoise waters and fish and starfish and rays. Sitting in hammocks watching the sunset paint the Baja sky. That’s it. That’s life. That’s what it’s all about. That’s the experience.
And the dust. Me burying my van in the sand up to the bumper as we tried to reach Playa Saltito. Our condo that had no water or showers or toilets and their mother’s ongoing battle with the owners – yes, choice words were used! My driving in La Paz – one-way traffic and stops signs and no blinkers and more choice words! Their were times of fatigue and irritation and annoyances and all the crap that goes into a family being together for 10 days. We learned. We grew. We did it together. We experienced life.
So I agree. The only way to get experience is to get in the dust. My life is an experience. My life won’t happen if I don’t make it happen. I need to keep creating experiences. I need to keep trying new things. I need to keep exploring new places. I need to keep meeting new people. I need to keep taking risks. I must always remember it’s about people. Family. Friends. Acquaintances. Strangers. It’s about sharing and laughing and talking and having fun and bonding and making memories. I can’t be afraid of a little dust. Chances can be scary. Experiences can be difficult. People can be annoying. Communication can be frustrating. Not everything will work out and that’s okay. Life isn’t perfect, but I believe it can be pretty damn good.
So I say, here’s to experiences and living and getting in the dust!
Lecciones de Baja….Metete en el Polvo
“La única forma de obtener experiencia es meterse en el polvo”. Yo Sabía a qué se refería cuando lo dijo. Sabía lo que significaba para él. Se estaba preparando para comenzar la carrera de Baja 250. Él y su hijo emprendieron una carrera de más de 4 horas por el desierto. Se trataba de competir y de la posibilidad de una victoria. Se trataba de convertirse en un mejor corredor y vencer su tiempo anterior. Sabía que la única forma de mejorar en algo es hacerlo. Pero sabía que era más que eso. Acabábamos de hablar sobre lo que significaba para él. Lo que no sabía era cómo me impactaron sus palabras. Lo que él no sabía, era lo que sus palabras significaban para mí.
Hablé con Marco Hernández mientras él, junto con su hijo y su equipo, estaban sentados esperando su turno para comenzar la carrera. Observé cómo se completaban los controles de última hora en el la camioneta, se consumían bebidas con electrolitos y se intercambiaban bromas afables entre competidores. Tomé nota del tipo de sangre publicado por cada nombre de los corredores por si acaso (Crazy!) Y los detalles que hicieron que cada vehículo sea único. Marco explicó que la pata de conejo afortunada que colgaba en el espejo retrovisor era una muestra de una granja que había visitado, la calavera y las llaves cruzadas hechas con herramientas eran un regalo hecho a mano, y el dicho y las calcomanías eran todo lo que describía el “ambiente”. “De él, su hijo, su padre y todos los que formaban parte de su equipo.
Luego, Marco me habló sobre la verdadera razón por la que estas carreras eran tan importantes para él. No estaba ganando. No fue gloria. Era familia. Era su hijo. Erik Hernández corre con su papá. Las carreras eran algo que incluso cuando era adulto con su propia familia, Erik todavía lo hace con su papá. Erik habló sobre los rituales previos a la carrera de su padre y cómo sabía qué estaba pensando su padre y cómo reaccionaría. Marco habló sobre cómo, desde muy joven, las carreras eran algo con lo que él y su hijo se habían conectado y que era tan importante para el y nunca perder esa conexión. Ninguno de los dos lo dijo, pero estoy segura de decir que cuando se metieron en el polvo ese día fue mucho más sobre el tiempo que pasaron juntos como padre e hijo que sobre cualquier resultado que podría haber surgido de esa carrera.
Mientras los veía comenzar la carrera ese día en una nube de polvo, pensé en sus palabras. Métete en el polvo. Pensé en lo que esas palabras significaban para mí. Acababa de pasar 10 días haciendo el círculo del sur de Baja California con mis padres de 68 años y mis 3 hijos adolescentes. Mi objetivo era darles experiencias que nunca habían tenido, mostrarles nuevos lugares y culturas, y permitirles conocer e interactuar con personas diferentes a ellos. Mis padres nadaban por primera vez. Probaron ceviche en las playas de la isla de Espirutu. Se enfrentaron a las olas en la playa de Cerritos. Ellos experimentaron. Nosotros experimentamos.
Nos unimos. Esos recuerdos y esas risas No se pueden olvidar, Es nuestro para siempre. Bailando con mis padres y mi hijo en las calles de Cabo. Ver a mis hijos ver cómo su abuelo se convierte en el “centro de la fiesta” en el crucero de Cabo. ¡Verlos avergonzarse cuando intentó bailar sugestivamente con la abuela fue aún mejor! Nadamos, solo nosotros, en una bahía en el Mar de Cortés con aguas turquesa y peces, estrellas de mar y mantarayas. Sentados en hamacas mirando la puesta de sol de Baja California. Eso es. Así es la vida. Eso es todo lo que es. Esa es la experiencia.
Y el polvo. Enterrando mi camioneta en la arena hasta el parachoques mientras intentábamos llegar a Playa Saltito. Nuestro condominio que no tenía agua ni duchas o baños y la batalla en curso de su madre con los propietarios, sí, ¡se usaron palabras selectas! Mi manera de conducir en La Paz: tráfico en una dirección y señales de alto, sin parpadeos y más palabras de elección. Fueron momentos de fatiga, irritación y molestias, y todo lo que lleva a una familia a estar juntos durante 10 días. Aprendimos. Nosotros crecimos Lo hicimos juntos. Experimentamos la vida.
Entonces estoy de acuerdo. La única forma de obtener experiencia es meterse en el polvo. Mi vida es una experiencia. Mi vida no sucederá si no hago que suceda. Necesito seguir creando experiencias. Necesito seguir intentando cosas nuevas. Necesito seguir explorando nuevos lugares. Necesito seguir conociendo gente nueva. Necesito seguir tomando riesgos. Siempre debo recordar que se trata de personas, Familia, Amigos, Conocidos, Extraños, Se trata de compartir, reír, hablar y divertirse, crear vínculos y crear recuerdos. No puedo tener miedo a un poco de polvo. Las posibilidades pueden ser aterradoras, Las experiencias pueden ser difíciles. La gente puede ser molesta. La comunicación puede ser frustrante. No todo saldrá bien y eso está bien. La vida no es perfecta, pero creo que puede ser bastante buena.
Así que digo, ¡aquí están las experiencias, vivir y meterse en el polvo!