What if the words are gone? I’ve been asking myself that a lot. A lot. I spent the last year writing and expressing and opening up and being vulnerable. Writing became my outlet. My therapy. My purging and promising and holding myself accountable. I started to hope and set goals and started really living for the first time in a long time. It felt like climbing the tallest mountain and finding the most beautiful view that you knew was there but had just never seen before. I became who I always wanted to be.

So what the hell is wrong with me now? Where are the words? I know the story is there. I know the lessons are there. I just don’t know how to say it. I don’t know if I can say it. I am struggling with this. I’m struggling because I don’t want to admit what I know is true. I don’t want to talk about what I know is true. I don’t want to stay I stopped moving forward. I don’t want to admit I took steps backwards. Several steps backwards. I don’t want to be this me again.

This me doubts everything. Am I good enough? Am I messing up? I know I’ve disengaged. Am listening to my own children and hearing what they say? Am I making the most of all the moments I have with them. I don’t think I am. Am I walking into my classroom and being the best version of myself I can? Am I making a difference? Am I making the kind of difference I am capable of and have made in the past. I don’t think I am. Am I focusing on living and being present and appreciating everything I’ve got? No. I’m definitely not.

This me is surviving. I’m existing. I hate that. I’m getting through each moment. Each hour. Each day. But I’m not enjoying my time. I’m not laughing. That really sucks. Laughing is important. So is smiling and having fun. I went to work last week one day and my only goal was that I was going to just enjoy my students. Just smile with them. Just have fun. We didn’t. I didn’t. I got stressed out and hung up on everything that wasn’t done and everything I needed to get done. I cut out the fun activity and I got the paperwork done I needed to, but it wasn’t fun. It’s really too bad it worked out that way.

This me is afraid. Afraid of every damn thing. I know this me very well. This was who I was for a very long time. Hiding behind a smile. Hiding behind the expectations. Creating an image, a life, a picture that just wasn’t true. Being strong and capable and keeping it all together for others to see, but falling apart in the moments I was alone. I don’t want to be that me again. That scares me. It scares me more than anything.

That is the fear that keeps me focused on the ground I lost. The steps backwards. The pain. The frustrations. The anger. The helplessness. The focus on everything around me that isn’t good. That isn’t right. That I can’t control. And you know what it’s been exhausting. It’s not realistic. It’s not attainable. It’s just not good for me.

So I’m not where I want to be. I took steps backwards. I’m a little stuck, but maybe sometimes we need to sit in the dark and maybe sometimes we need to stay there awhile. Maybe sometimes the strongest and the bravest thing you can do is just hold your ground. So I am going to just be where I am right now. Own my shit. Cry if I feel like crying. Yell if that feels better. Control what I can. Pray. Maybe pray some more. Sit down. Relax. Survive. Accept.

And you know what? It already feels a little better. A little lighter. Maybe the laughter is the shitshow that I’m in or maybe it’s knowing they are my monkeys and this is my circus. But I’m laughing. Maybe the smiles come from the repeated times I think “Seriously”, “Not again”, and “Oh Good Lord” every single day. But I’m smiling. Maybe the strength comes from accepting I can be patient and I can wait. Maybe the words aren’t here yet, but they’re coming.

Last time I rushed to the top of the mountain and couldn’t wait to write about everything I saw at the top. It was amazing and beautiful. It was living. I will climb back to the top of that mountain and I will see those views again. I know it. But I also know the journey will be a little slower and a little harder and I’m going to be pretty worn out, but I’m doing to do it. And when I do, I’m pretty convinced the words I find may be the most powerful ones yet.
Qué pasa si las palabras se van?

Qué pasa si las palabras se van? Me he estado preguntando mucho Mucho. Pasé el último año escribiendo, expresando, abriendo y siendo vulnerable. Escribir se convirtió en mi salida. Mi terapia Mi purga y promesa y asumir la responsabilidad. Empecé a tener esperanzas y a establecer metas y realmente comencé a vivir por primera vez en mucho tiempo. Tenia que escalar la montaña más alta y encontrar la vista más hermosa, sabía que estaba allí, pero que nunca había visto antes. Me convertí en quien siempre quise ser.

Entonces, ¿qué demonios me pasa ahora? Donde estan las palabras Sé que la historia está ahí. Sé que las lecciones están ahí. Simplemente no sé cómo decirlo. No sé si puedo decirlo. Estoy luchando con esto. Estoy peleando porque no quiero admitir que lo que sé es verdad. No quiero hablar de lo que sé que es verdad. No quiero quedarme, dejé de avanzar. No quiero admitir que di pasos hacia atrás. Varios pasos atrás. No quiero ser este yo otra vez.

Esto lo dudo todo. ¿Soy lo suficientemente buena? ¿Estoy equivocada? Sé que me he desconectado. ¿Estoy escuchando a mis propios hijos y escuchando lo que dicen? Estoy aprovechando al máximo todos los momentos que tengo con ellos. No creo que lo sea. ¿Estoy entrando en mi clase y siendo la mejor versión de mí misma que puedo? ¿Estoy haciendo la diferencia? ¿Estoy haciendo el tipo de diferencia que puedo hacer y he hecho en el pasado? No creo que lo sea. ¿Me estoy enfocando en vivir y estar presente y apreciar todo lo que tengo? No. Definitivamente no lo soy.

Este yo está sobreviviendo. Soy existente, odio eso. Estoy pasando por cada momento. Cada hora. Todos los días. Pero no estoy disfrutando mi tiempo. No me estoy riendo. Eso realmente apesta. La risa es importante. Entonces él está sonriendo y divirtiéndose. Un día fui a trabajar la semana pasada y mi único objetivo era disfrutar a mis alumnos. Solo sonríe con ellos. Simplemente divertirse. No lo hicimos. No lo hice. Estresé y colgué todo lo que no se había hecho y todo lo que tenía que hacer. Corté la actividad divertida y terminé el papeleo que necesitaba, pero no fue divertido. Realmente es una pena que funcionó de esa manera.

Este yo tiene miedo. Miedo de cada maldita cosa. Esto me lo sé muy bien. Este era quien era por mucho tiempo. Escondiéndome detrás de una sonrisa. Escondiéndome detrás de las expectativas. Crear una imagen, una vida, una imagen que simplemente no era verdad. Ser fuerte y capaz y mantener todo junto para que otros lo vean, pero desmoronándome en los momentos en que estaba sola. No quiero ser ese yo otra vez. Eso me asusta. Me da más miedo que nada.

Ese es el miedo que me mantiene enfocada en el terreno que perdí. Los pasos hacia atrás. El dolor. Las frustraciones La ira. La impotencia. El enfoque en todo lo que me rodea no es bueno. Eso no está bien. Eso no puedo controlarlo. Y sabes lo que ha sido agotador. No es realista. No es alcanzable. Simplemente no es bueno para mí.

Así que no estoy donde quiero estar. Di pasos hacia atrás. Estoy un poco atascada, pero tal vez a veces necesitemos sentarnos en la oscuridad y tal vez a veces necesitemos quedarnos allí por un tiempo. Quizás a veces lo más fuerte y valiente que puedes hacer es mantenerte firme. Así que voy a estar donde estoy ahora. Poseer mi mierda. Llora si tengo ganas de llorar. Grita si eso se siente mejor. Controlar lo que puedo. Orar. Tal vez rezar un poco más. Siéntate. Relajarse. Sobrevivir. Aceptar.

¿Y sabes qué? Ya se siente un poco mejor. Un poco más ligero Tal vez la risa es la mierda en la que estoy o tal vez es saber que son mis monos y este es mi circo. Pero me estoy riendo. Tal vez las sonrisas provienen de las repetidas veces que pienso “En serio”, “No otra vez” y “Oh Dios mío” todos los días. Pero yo estoy sonriendo. Tal vez la fuerza viene de aceptar que puedo ser paciente y puedo esperar. Tal vez las palabras aún no están aquí, pero están llegando.

La última vez corrí a la cima de la montaña y no podía esperar para escribir sobre todo lo que vi en la cima. Fue asombroso y hermoso. Estaba viviendo. Volveré a subir a la cima de esa montaña y volveré a ver esas vistas. Lo sé. Pero también sé que el viaje será un poco más lento y un poco más difícil y voy a estar bastante agotado, pero estoy haciendo eso. Y cuando lo hago, estoy bastante convencida de que las palabras que encuentro pueden ser las más poderosas hasta ahora.