Baja Lessons…The Beast Versión en inglés y español incluida
The Beast. He said just drive The Beast and you will be fine. He said there’s nothing better than a Baja Beater. I wasn’t sure. It looked pretty rough. A little rusty. A little dusty. Old. One mirror missing. A back hatch that would only stay open supported by a broomstick. One door that didn’t always open. Spotty radio. Broken air conditioner. Seatbelts that needed dug out of the backseat bench. Dust that filled the air the minute our butts heat the seats. A shimmy that started at 30 mph and speeds over fifty not really a good option. No worries. You will be fine he said.
The entire drive to Cerritos I worried. I worried I wouldn’t make it. I worried I would get in a wreck. I worried I wouldn’t have enough time to get there and back. I worried. My boys complained. They couldn’t get a cell phone signal or a good radio station. They were cramped. They were touching. It was taking too long. I stepped out of that vehicle feeling nothing but relief that the ride was over.
Cerritos made everything better. It didn’t disappoint. It never does. Probably why it’s one of my favorite places on Earth. An afternoon of sun and waves and catching up with friends. A quick stop at Tsunami Snow’s for the best shaved ice we’ve ever had and a few more laughs and smiles and memories made. It was a really good day. Good enough that when I climbed back in The Beast to head home there was no way I wanted to worry.
So I took a deep breath and I relaxed. We cranked the windows down and let the ocean air fill the car. Why don’t we ride with the windows down more often? We should. We put down our cell phones and found the one station that had a signal. We rocked out. We didn’t understand most of the words but we found the beat. A roadway jam session if you will. We took our time. We saw things we hadn’t noticed before even though we had driven the road many times. We passed the bags of Salt and Lime Fritos and Fuego Takis back and forth even though we really weren’t hungry. We laughed that no one would ever think I was a local driver even though I was desperately trying. I use my blinkers and stop at stop signs – I just do! I didn’t want to get home and when we did, I got out of the car wishing that ride would have never ended.
Silver linings. That’s what it was about. When the unexpected or the unwanted gives you not just what you need but what you want. When the best experiences are born from the toughest of circumstances. When a Baja Beater, The Beast, gives you the best ride you’ve ever had. That experience, those moments, stuck with me these past several months. When the world turned upside down and everything wasn’t as it should have been. When life became something no one could have expected, I didn’t let the worry win. I worried, but it definitely didn’t win. I found the silver linings. I appreciated the time with my family that I never would have gotten. I found nature and the healing powers of sunshine and wind and everything green. I found patience and calm. I slowed down. I cooked and I finished projects and played games and took walks and had real conversations. I laughed and I loved and I lived.
My lessons have always come from the people and the places of Baja, but this time a thirty year old Jeep, The Beast, taught me what I needed to know. I’ve missed a lot of silver linings in my life. Expectations and opinions and supposed to be got in the way. Worry and doubt kept me from seeing the view, from feeling the wind on my face, and from jamming to the radio too many times. I’m done with that. I don’t need a path and I don’t need a plan. I will take it as it comes. I will figure it out. Explore. Adventure. Take risks. Appreciate all the silver linings. Live.
Each time I visit, Baja feels less like a destination and more like a home. I will be back. Maybe with the craziness in our world it will take me just a little bit longer to get there, but I will be back. And when I get there, you can be damn sure there is nothing I would rather drive than a Baja beater.
Baja Lessons…10 Days, 10 People, 10 Lessons
Baja Lessons…A Surfer’s Passion
Lecciones de Baja…La Bestia
La Bestia. Dijo que manejara La Bestia y todo estarás bien. Dijo que no hay nada mejor que un Baja Beater!!. No estaba segura. Se veía bastante usada, Un poco oxidada, Un poco polvorienta y Vieja. Le faltaba un Espejo, La puerta trasera que solo mantenia abierta apoyada por un palo de escoba. Una puerta que no siempre se abría, el radio que medio sonaba el Aire acondicionado roto, Cinturones de seguridad que no encontrabas fuera del banco del asiento tresero o en ninguna parte, el Polvo que llenó el aire en cuanto nuestros traseros calientan los asientos. Un sonido que comenzó a 30 mph y velocidades de más de cincuenta no es realmente una buena opción. Pero No te preocupes. Estarás bien, dijo.
Todo el viaje a Cerritos me preocupé. Me preocupaba no llegar., Me preocupaba que me quede a medio camino, Me preocupaba no tener suficiente tiempo para llegar y volver. Me preocupé. Mis hijos se quejaron, No pudieron conseguir una señal de teléfono celular o una buena estación de radio. Estaban apretados. Salí de ese vehículo sintiendo nada más que alivio de que el viaje había terminado.
Cerritos lo hizo todo mejor. No decepcionó. Nunca lo hace. Probablemente por qué es uno de mis lugares favoritos en la Tierra. Una tarde de sol y olas y ponerse al día con amigos. Una parada rápida en Tsunami Snow‘s para el mejor raspado que hemos tenido y unas cuantas risas más, sonrisas y recuerdos hechos. Fue un muy buen día. Suficientemente bueno que cuando subí de nuevo en La Bestia para volver a casa no había manera de que quisiera preocuparme.
Así que respiré hondo y me relajé. Bajamos las ventanas y dejamos que el aire del océano llenara el auto. ¿Por qué no viajamos con las ventanas abajo más a menudo? Deberíamos. Bajamos nuestros teléfonos celulares y encontramos la única estación que tenía una señal. Nos sacudimos. No entendíamos la mayoría de las palabras, pero encontramos el ritmo. Una sesión de atascos de carreteras, si quieres. Nos tomamos nuestro tiempo. Vimos cosas que no habíamos notado antes a pesar de que habíamos conducido la carretera muchas veces. Pasamos las bolsas de Salt and Lime Fritos y Takis de un lado a otro a pesar de que realmente no teníamos hambre. Nos reímos de que nadie pensaría que yo era un conductor local a pesar de que estaba desesperadamente tratando. Utilizo mis direccionales y me detengo en las señales de alta ¡simplemente lo hago! No quería llegar a casa y cuando lo hicimos, salí del auto deseando que ese viaje nunca hubiera terminado.
De eso se trataba. Cuando lo inesperado o lo no deseado te da no sólo lo que necesita, pero lo que desea. Cuando las mejores experiencias nacen de las circunstancias más difíciles. Cuando un auto de la Baja, La Bestia, te da el mejor viaje que hayas tenido. Esa experiencia, esos momentos, se quedó conmigo estos últimos meses. Cuando el mundo se puso patas arriba y todo no era como debería haber sido. Cuando la vida se convirtió en algo que nadie podía haber esperado, no dejé que la preocupación ganara. Me preocupé, pero definitivamente no ganó. Aprecié el tiempo con mi familia que nunca habría conseguido. Encontré la naturaleza y los poderes curativos del sol y el viento y todo lo verde. Encontré paciencia y calma. Me desaceleré. Cociné y terminé proyectos, jugué juegos, tomé paseos y tuve conversaciones reales. Me reí, me encantó y viví.
Mis lecciones siempre han venido de la gente y los lugares de Baja, pero esta vez un Jeep de treinta años, La Bestia, me enseñó lo que necesitaba saber. Me he perdido de muchas opurtunidades Expectativas y opiniones y se supone que se mete en el camino. La preocupación y la duda me impidieron ver la vista, sentir el viento en mi cara y atascarme en la radio demasiadas veces. Ya terminé con eso. No necesito un camino y no necesito un plan. Lo tomaré como viene. Lo averiguaré. Explorar. Aventura. Asumir riesgos. Apreciar todos los revestimientos de plata. Vivir.
Cada vez que visito, Baja se siente menos como un destino y más como un hogar. Vuelvo ahora. Tal vez con la locura en nuestro mundo me llevará un poco más de tiempo llegar allí, pero volveré. Y cuando llegue allí, puedes estar seguro de que no hay nada que yo prefiera conducir que un Baja beater.